martes, 30 de octubre de 2007

Declaración del 2º. Congreso Nacional de Educación Indígena e Intercultural, realizado en Oaxaca de Juárez los días 25 al 27 de octubre de 2007

Provenientes de distintas comunidades, sectores, espacios, identidades y tareas diarias, nos reunimos bajo un objetivo común: compartir nuestros avances y preocupaciones en torno a la riqueza de propuestas y experiencias educativas que los pueblos indígenas y educadores hemos construido.

Uno de los logros de este Segundo Congreso de Educación Indígena e Intercultural, ha sido generar una mirada de comunidad de aprendizaje, de compartir y aprender de lo que hemos hecho sobre aquello en lo que trabajamos y avanzamos, sustentando nuestras reflexiones con nuestra experiencia. En este mirar descubrimos una problemática compleja, multifacética, donde la educación deja de ser una actividad relegada al aula, para convertirse en un entramado de acciones y actividades que abarcan la vida diaria y las propuestas a futuro.

Sin duda la educación comunitaria de los pueblos originarios, tiene mucho que aportar tanto a la educación que ofrece la escuela, como a las culturas de México y el mundo. La educación comunitaria forma para la vida, para respetar a las personas, para relacionarse amorosa y respetuosamente con la naturaleza, para un buen gobierno que sirva a su pueblo.

Al igual que en el ámbito internacional, el proyecto educativo nacional no está respondiendo de manera pertinente a las necesidades de los pueblos originarios, incluyendo su permanencia con sus sentidos y significados de vida.

Compartimos sueños, dificultades y propuestas con una mirada integral de la educación; reunirnos actores de ámbitos muy diversos, indígenas y no indígenas, niños y adultos y autoridades de la educación.

La recuperación de nuestra historia nos permitió identificarnos comos sujetos históricos involucrados en la resistencia, que estamos construyendo y proponiendo, ampliando nuestra mirada de lo local hacia lo nacional e internacional. “Ahora puedo regresar a mi gente después de haber mirado lo nacional”.

Los pueblos originarios están en completo abandono y la educación que oferta el Estado no favorece el fortalecimiento de sus lenguas y sus culturas y no contribuye al desarrollo cognitivo y creativo del niño. Por el contrario, propicia con esto una fragmentación del tejido social.

Una problemática lacerante es la que se deriva de la discriminación personal, institucional y social que sufren los pueblos indígenas en el acceso a la educación, que se manifiesta en las modalidades educativas, los planes y programas de estudio, las condiciones en las que se ofrece el servicio y la formación de los profesores. De manera particular, indigna constatar la discriminación y exclusión que se ejerce sobre quienes se han visto obligados a desplazarse de sus comunidades hacia las ciudades, los campos agrícolas y fuentes de empleo del país y del extranjero, tanto en el tránsito como en los lugares de llegada.

Los planes y programas nacionales no responden a las necesidades educativas de los pueblos originarios. La educación debe resolver las problemáticas y procurar su desarrollo. Los procesos educativos tienen sentido cuando se basan en las prácticas culturales, por lo que se requiere no reducirlos al aula escolar.

El trabajo en las aulas requiere que existan y se mantengan las condiciones materiales que hagan de la escuela un espacio educativo digno, del compromiso y ética profesional de los educadores para erradicar el abuso y la discriminación que sufren los niños y niñas, y que asuman plenamente su tarea como educador, abordando las temáticas pertinentes y adecuadas para la formación de los jóvenes

La enseñaza, uso y valoración de las lenguas es un asunto que le compete a todos los miembros de la comunidad y a la sociedad en general; mantenerlas y fortalecerlas garantiza que los contenidos y cosmovisión de los pueblos indígenas cuenten con un vehículo para expresarse. La familia es el espacio que determina la adquisición y uso de la lengua. Sin embargo, existe una resistencia en algunos adultos y jóvenes frente a la enseñanza de las lenguas originarias como consecuencia de la discriminación, estigmatización e invisibilizaciòn de las identidades indígenas

La responsabilidad social en cuanto al fortalecimiento y desarrollo de las lenguas originarias, implica asumir la promoción de metodologías innovadoras, difundir los beneficios cognoscitivos, culturales, sociales y pedagógicos del manejo de varias lenguas para vencer las resistencias que desata su enseñanza, dar el mismo valor a las lenguas originarias y el español. También es necesario que el legítimo interés de aprender otras lenguas no sea en menoscabo de las lenguas originarias. Las lenguas se pierden por situaciones sociales más allá del papel de la escuela, dentro de las que destaca la discriminación y estigmatización de los hablantes.

Es una necesidad aprovechar todos los medios, recursos y nuevas tecnologías para contrarrestar la influencia nociva de los medios masivos de comunicación. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación son herramientas que permite la generación y la posibilidad de compartir información y de su uso para la conservación y construcción de acervos que registren la memoria histórica y saberes de los pueblos originarios. Sin embargo, existe inequidad en el acceso a una herramienta que confiere poder y que está asociada a una construcción distinta de lo local. Su uso puede potenciar el desarrollo de capacidades que pueden ser puestas al servicio de la comunidad, a la vez que pueden constituir una amenaza a los procesos de construcción de las identidades y fortalecimiento de los saberes y procesos comunitarios.

Los responsables de definir las propuestas educativas para los pueblos indígenas, son ellos mismos mediante sus diferentes actores; a los maestros y autoridades educativas les corresponde responder a los lineamientos y significados contenidos en las propuestas comunitarias, a través de su actividad profesional.

Las y los maestros, organizaciones, promotores, intelectuales y pueblos indígenas estamos comprometidos en favorecer la vinculación entre niños, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres para identificar y revalorar críticamente los saberes y las prácticas de nuestros pueblos originarios. Este camino ha sido lento y sinuoso, pero ha contado con la participación entusiasta de muchos pueblos a lo largo y ancho del país.

Sin embargo no siempre hemos encontrado el mismo interés en los responsables de la política educativa nacional, por lo que les demandamos consultar a los pueblos originarios en lugar de decidir por ellos, sobre lo que quieren y necesitan en materia educativa y atenderlos con responsabilidad.

Es relevante destacar las condiciones infrahumanas en las cuales son trasladados o se incorporan al trabajo, así como el rechazo y violencia que se genera contra quienes deciden asentarse, en condiciones de marginalidad, en nuevos espacios territoriales, en los que a los impactos emocionales que implica la desarticulación familiar y comunitaria, se suma la carencia de atención en condiciones de dignidad y la evasión de responsabilidades del Estado de suma gravedad, tales como la falta de mecanismos de certificación y de documentación que le niega a los migrantes el derecho a contar con un nombre y una nacionalidad legalmente reconocida, y que los excluye del disfrute de otros servicios, especialmente el acceso a la educación y a la salud. Quienes más sufren estos procesos de discriminación y exclusión son las mujeres y los niños y niñas.

Frente a esta situación, nos hemos comprometido con el impulso a un proceso de información sobre las condiciones y violación de los derechos de estas poblaciones en movimiento, dirigido a todos los sectores sociales, y de manera particular, a los educadores, para informar a las comunidades de origen, a los jóvenes y a quienes han decidido emigrar, sobre las condiciones y sufrimientos que implica la emigración, así como sobre sus derechos. La escuela puede ser un espacio en el que el compromiso de los educadores para fortalecer los procesos identitarios, reconocer las necesidades educativas de esta población en movimiento e involucrarse en la construcción de procesos educativos de calidad, se manifieste de manera concreta.

Se requiere que dentro del proceso de formación docente se incorporen las prácticas culturales comunitarias y se valore y fortalezca la identidad de los docentes, creando una red de formación de formadores que los prepare para la realidad cambiante, considerando las herramientas de investigación que le permitan reflexionar sobre su realidad y modificar su práctica

Nos hemos propuesto impulsar la creación de un centro nacional de formación comunal multilingüe intercultural, como un espacio en el que se promueva la comunalidad, el multilingüismo y la interculturalidad. Es nuestra decisión defender nuestra cultura, incluyendo las semillas criollas y nuestros modos de producción y utilizar el cultivo del maíz como fuente de aprendizaje en todos los niveles educativos.

Es imperativo eliminar la discriminación que sufren los maestros indígenas en cuanto a sus condiciones laborales, programas de formación, normatividad que limita su acción profesional y creatividad, apoyo y asesoría pedagógica y acceso a metodologías y recursos materiales para la enseñanza. Es necesario reconocer y valorar el esfuerzo de los maestros indígenas, que a pesar de esta situación, se han comprometido y representan un potencial y una esperanza que puede garantizar el desarrollo educativo de los pueblos originarios con equidad y pertinencia cultural.

La escuela se encuentra ante el desafío del cambio que implica el uso educativo de las tecnologías de la información y comunicación, con un énfasis en el desarrollo de la creatividad, la alfabetización digital que forme para su uso adecuado y pertinente, en el marco de la cultura de los pueblos originarios. Asimismo, tiene el reto de prevenir la sobrevaloraciòn de estas herramientas, que puede dar lugar a la erosión de la comunidad educativa y al aislamiento de la escuela con respecto a la comunidad. Es necesario generar procesos formativos que lleven a romper con los procesos verticales de instrumentación de las tecnologías de la información y comunicación en las comunidades, propiciando un uso creativo y culturalmente pertinente, poniéndola al servicio de los objetivos y finalidades de la comunidad

Se debe difundir ampliamente el valor de las lenguas originarias e impulsar su uso en espacios fuera del contexto escolar y desde diferentes medios como radiodifusoras o periódicos y combatir los estereotipos peyorativos que minusvaloran las culturas indígenas y refuerzan las resistencias.

La práctica de asignar a maestros hablantes de una lengua originaria a regiones en las cuales se habla otra, constituye una violación a los derechos lingüísticos de los pueblos originarios. El estado está obligado a reubicar a cada maestro en su región sociolingüística correspondiente.

Impulsar metodologías y estrategias que aseguren el bilingüismo aditivo, donde una nueva lengua no desplace a la primera. Esto implica la articulación entre los distintos grados y niveles de la educación indígena

Sistematizar y socializar las experiencias, metodologías y modelos para la enseñanza de L2 por medio de la generación de redes, y colectivos; la vinculación de las experiencias docentes y el impulso a la enseñanza de las lenguas originarias en el sistema de educación superior.

A los educadores que nos hemos comprometido con esta tarea, nos queda por delante continuar lo que hemos venido desarrollando, impulsando las acciones que hagan realidad lo que aquí hemos propuesto; a quienes están realizando su labor educativa en los distintos espacios y ámbitos, les llamamos a involucrarse en la construcción de una educación indígena e intercultural, desde los pueblos y para los pueblos.

Por tanto, exigimos:

A las autoridades educativas, que cumplan con su obligación de garantizar las condiciones que se requieren para una educación con equidad y calidad, ya que tienen frente a sí la oportunidad de considerar las experiencias, saberes y perspectivas que hemos construido y que seguiremos impulsando. Les llamamos a asumir sus responsabilidades para que el derecho a la educación sea una realidad para todos los mexicanos, respetando la rica diversidad cultural de nuestro país.

Que se tomen en cuenta las propuestas de los niños, niñas y jóvenes que han participado en este congreso y han expresado sus sentimientos, necesidades y esperanza por una educación que les considere como personas y actores centrales del proceso educativo. Su participación ha sido fundamental para orientar el sentido de las acciones y procesos que nos toca construir e impulsar, con la convicción de que los niños, niñas y jóvenes son el presente y el futuro de nuestros pueblos.

Al Estado mexicano, el pleno reconocimiento de los derechos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, que es un avance importante después de más de dos décadas de luchar por el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios por parte de la comunidad internacional.

Convocamos a los participantes en este Congreso a dar seguimiento y comprometer sus esfuerzos para la instrumentación de las propuestas que aquí hemos formulado, y a mantener la comunicación entre nosotros y a involucrar a nuestros compañeros en las tareas que se derivan de los acuerdos que hemos tomado.


“Hacia la construcción de una educación indígena e intercultural,

desde los pueblos y para los pueblos”


Dado en la ciudad de Oaxaca, a los veintisiete días del mes de octubre de dos mil siete.

Segundo Congreso Nacional de Educación Indígena e Intercultural

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